lunes, 23 de junio de 2008

Más mercado y menos gobierno

REFLEXIONES LIBERTARIAS
CHIQUITO PERO ENCHILOSO
Ricardo Valenzuela

“El sendero claro de la historia nos señala que, al mismo ritmo que los gobiernos crecen las libertades se encogen.”

Thomas Jefferson


Frente a la renovada tendencia del asalto a las economías mundiales de parte de gobiernos que se agigantan, vale la pena llevar a cabo algunas reflexiones que nos orienten cuando de nuevo los insaciables bárbaros se ubican ante las puertas del reino de la libertad.

Al inicio de la década de los años 80, Ronald Reagan cimbraba el mundo al abrazar las ideas de un grupo de economistas conocidos como Supply-Siders. Estos innovadores, contradiciendo las teorías de Keynes, afirmaban que impuestos bajos y gobiernos reducidos estimulaban sana y agresivamente el crecimiento económico al promover actividad empresarial, incentivar el trabajo, altos niveles de ahorro e inversión, estimulando la producción (oferta).

Reagan pudo reducir algunos impuestos provocando los famosos 8 años de vacas gordas, pero, un congreso controlado por los demócratas, neutralizaba su impacto cuando se dieran a gastar como yaquis embacaronados provocando enormes déficits del presupuesto.

Ha transcurrido un cuarto de siglo y, curiosamente, algunos de países con cierta cautela han implementado esa receta reduciendo impuestos y las intervenciones de sus gobiernos. Pero ¿Hasta dónde han llegado transitando este sendero? y, más importante ¿Cuáles son los resultados y que sigue?

Hace un par de semanas cayó en mis manos un interesante estudio que responde mis inquietudes. El documento muestra las conductas de 20 países de los más importantes del mundo durante las últimas dos décadas. En el primer grupo se sitúan países que, en cierta forma, navegan el océano de los Suppy—Siders reportando ingresos y gastos en niveles inferiores al 40% de sus PIB e incluye: Australia, Canadá, Estonia, Hong Kong, Irlanda, Corea del Sur, Latvia, Singapur, Eslovaquia y los EUA.

Se compara luego con otros diez que aun sufren la enfermedad de altas tasas impositivas y estructuras de gobierno obesas: Austria, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Portugal, Suecia y el Reino Unido. Ambos incluyen representantes de grandes, medianas y pequeñas economías utilizando como medida la regla de sus ingresos nacionales. El promedio de ingreso per cápita de ambos es similar; $32,000 y 34,000, mas no sus tendencias. Es decir, el estudio de llevó a cabo entre países ricos y desarrollados.

El número de gobiernos que se han dado a la tarea de reducir gastos-impuestos es considerable. Sin embargo, los países portadores de gobiernos delgados (GD), lo han hecho a un ritmo más efectivo logrando resultados admirables. Los GD tuvieron la habilidad de reducir sus tasas impositivas personales arribando a un 30% en el 2006, cuando partieran de un 39% durante 1996. Sus impuestos corporativos viajaron de un 30% al 21% en el mismo periodo de tiempo. Su gasto gubernamental, después de escalar hasta un 40% del PIB, se redujo al 31%.

En esos mismos países, las inversiones saltaron a un 6.5% en el 2005 cuando en la década anterior promediaban 3.7%. Desde el año 2,000 sus exportaciones han crecido a un ritmo anual de 6.7%. El resultado ha sido un saludable crecimiento de sus ingresos nacionales. El FMI reporta que el PIB de los países con GD, de 1999-2008, se incrementó a un ritmo de 5.6% anual cuando en la década anterior reportaran 4.5%.

En este mismo periodo, el grupo de países cargando con gobiernos obesos (GO) fue más tímido en sus reformas. Las cargas impositivas personales sólo se llevaron al 45% partiendo de un 49%, y sus impuestos corporativos al 29% cuando partían del 35%. Sus gastos gubernamentales se redujeron a un 49% de su PIB después de alcanzar niveles record cercanos al 60%.

Por ello, el grupo de GO no obtuvo ganancia competitiva en los mercados globales fracasando en sus intentos de atraer nuevas inversiones. El crecimiento porcentual de sus inversiones se redujo a un 0.7% anual en el periodo 2000-2005, cuando en la década anterior llegara al 4.5%. El crecimiento de sus exportaciones se desplomó al 3% anual cuando en los años 90s promediaran el 6.2%. Todo esto generó una reducción en la expansión de sus economías promediando un 2% anual, cuando diez años antes promediaran 3.2%.

Como una consecuencia secundaria, provocaron déficits en sus presupuestos alcanzando el 1.5% en el 2006, comparado con solo el 0.4% de los países listados en el primer grupo (GD)

Los países con GD han provocado también un progreso social superior al de los GO. Han incrementado el crecimiento del empleo en 2% cuando en el ciclo 1995-2005 reportaban un raquítico 0.8%. El ingreso discrecional de los hogares en este grupo, creció saludablemente y ello ha permitido que el consumo se incrementara del 2.6% en el 2,000, al 4.3% el año pasado. En el grupo de GO, el consumo porcentual disminuyó a un 1.2% cuando el 2,000 reportaban 2.3%.

En los países portadores de GD el aceptable crecimiento económico, ante el asombro del mundo, ha generado ingresos para el gobierno muy superiores a pesar (¿consecuencia?) de la baja general de las cargas impositivas. En el caso de los EU los recortes de impuestos han generado ingresos adicionales de $600,000 millones de dólares.

Los países con gobiernos delgados han hecho un uso más efectivo de sus recursos para salud. En los GO el gasto total en programas de salud alcanzó el 9.5% de sus PIB, dos puntos arriba de lo que invierten los GD. Sin embargo, los países con gobiernos delgados han incrementado la expectativa de vida a un nivel de 79 años cuando en los GO permanece en 76. Hoy día en Singapur la expectativa de vida es de 82 años, aun cuando sus programas de salud solo alcanzan el 3.5% de su PIB.

El gasto social de los GO reportó en 2006 un 21% de sus PIB cuando en los GD fue el 9.3%. Sin embargo, tales transferencias no han tenido efectos puesto que el índice GINI para medir la distribución del ingreso, es similar en los dos grupos. Pero hay otras fuerzas nivelando la disparidad de ingresos en las economías de los GD. Incluye las prácticas de mercado para fijar salarios, hábitos de ahorro, la disponibidad de esquemas de pensiones con toque privado ETC.

En relación a seguridad y orden público, la función más importante de los gobiernos, los GD toman con más seriedad esa responsabilidad. Gastan un promedio de 2.3% de su PIB mientras que los GO solamente el 1.5%.

A diferencia de lo afirmado por Keynes cuando debatía con Hayek y gritara; “en el largo plazo todos estaremos muertos,” las decisiones económicas se deben medir en el largo plazo. Los países que continúen el sendero de programas liberadores estilo Irlanda, serán las potencias de los siguientes 100 años. Los que permanezcan embriagados en petróleo, en un lapso muy a la vista sufrirán los estertores de las crudas provocadas por los rones corrientes y alterados en las vinateras serreñas.




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miércoles, 18 de junio de 2008

ECONOMÍA Y DERECHO II

Las frases “recursos que son propiedad de todos,” ó "recursos que son de la nación" en realidad significa recursos que no son de nadie (perdón, sólo de los políticos que les meten mano a conveniencia y terminan por acabárselos irracionalmente como el petróleo), y que por tanto no existe el incentivo a explotarlos de manera rentable y racional. Para muestra, un botón, en aquellos bosques en donde se prohíbe su explotación (ó se hace muy difícil obtener permisos para explotarlos), lo que predomina es la tala clandestina. Caso contrario, en aquellos bosques en donde se definen correctamente los derechos de propiedad, la superficie forestal aumenta, pues es rentable y racional no sólo explotar al recurso forestal, sino que es conveniente tomar medidas para que éste no se agote (y no perder así los beneficios).

Recordemos, los derechos de propiedad para estar correctamente definidos deben de respetar tres características: derechos de posesión (un bien es mío, por que lo adquirí con esfuerzo propio, ó alguien más, por voluntad propia, me lo heredó y/o regaló), derechos de usufructo (tengo el derecho a sacar provecho, a hacer negocio con mi bien) y derecho de transferencia (tengo derecho a vender y/o arrendar mi bien).

La última característica de los derechos de propiedad (la de transferencia) además de ser muy importante, depende de que las dos primeras (posesión y usufructo) estén bien definidas, y es vital para que una economía de mercado funcione. La transferencia de la propiedad en el sector privado tiene importantes consecuencias. La primera de ellas implica que los costos y beneficios de las actividades económicas recaen directamente sobre el individuo. En particular, hay una alta correlación entre la estructura costo-beneficio y el esfuerzo económico que los particulares realizan. Si soy bueno satisfaciendo la necesidad de otros, obtendré más beneficios que costos. Caso contrario, si no cumplo con esto, entonces mis costos serán superiores a mis beneficios, por lo que tarde ó temprano deberé salir del mercado y cambiar de giro.

Otra importante implicación es que la transferencia de propiedad genera efectos de ventaja comparativa. Es decir, la diferencia que hay en habilidades y conocimiento entre las personas incentiva la especialización, con lo que la generación de riqueza aumenta.

En otros términos, como resultado de poder transferir una propiedad, es natural que los negocios privados sean más rentables y prósperos que los del gobierno, y esto es así, por que en el sector privado el poder transferir la propiedad permite a los particulares especializarse. Si yo no soy bueno en alguna actividad, puedo vender y/o liquidar mi negocio para que, tal vez otro particular, que tenga más talento que yo, lo haga rentable. Por mi parte, yo, tendré que asignar mis recursos a una actividad más rentable, en la que sea talentoso (y por tanto satisfaga una necesidad de otros). Por lo tanto, al final, la asignación de recursos es óptima. Ojo, esto no es un proceso de “felicidad,” es un proceso de libertad, en donde hay aciertos y errores. Lo importante es que los recursos, mientras se mantenga esta libertad de intercambiar, serán asignados de la manera más óptima.

¿Qué sucede con la propiedad gubernamental? La incapacidad de los individuos de comprar y vender su propiedad (misma que pertenece al gobierno bajo e lema “propiedad nacional”) dificulta la especialización y limita la detección y rectificación económica de errores cometidos. Por tanto, al final la creación de riqueza es menor, ó de plano nula. Esta es la tragedia de las viejas dictaduras comunistas, que limitaban de manera totalitaria y perversa el que las personas intercambiaran libremente sus propiedades (con lo cual se limitaba el desarrollo pleno de los talentos en el ser humano; por violar flagrantemente los derechos de propiedad, en las dictaduras comunistas eran muy raras las innovaciones tecnológicas). Increíble, pero a pesar de esta evidencia contundente, en México y América Latina hay quien todavía añora a los rancios sistemas comunistas.

¿Para qué este argumento jurídico-económico? Para que el lector entienda la tragedia de PEMEX como propiedad del gobierno, y en general la tragedia de los sistemas económicos de planificación central y/o estatista.

PEMEX se maneja con criterios políticos por una sencilla razón: la ausencia de derechos de propiedad. Dado que los funcionarios que manejan la paraestatal se designan con criterios políticos, aún cuando se trate de personas honestas y capaces, la ausencia de derechos de propiedad hace que el horizonte temporal de estos funcionarios sea muy corto, pues el período de tiempo al frente de su cargo depende del mismísimo período sexenal. Y dado que buena parte de las inversiones en materia petrolera rinden frutos en el largo plazo (que supera cualquier término sexenal), la maximización de la renta petrolera no coincide con el interés de los burócratas que administran a PEMEX, pues su perspectiva es excesivamente de corto plazo. Si a burócratas de visión cortoplacista, le agregamos la ausencia de rendición de cuentas de la paraestatal (por ser del gobierno y no de particulares), un sindicato prehistórico y corrupto, y gobiernos de los estados sedientos de riqueza petrolera, el resultado es ese adefesio corrupto e ineficiente que pierde mucho dinero, PEMEX.

Si se desea un PEMEX de excelencia, debe ser privatizado y obligado a que compita con otras empresas.

Si se desea un PEMEX medianamente rentable, hay que quitar las manos del gobierno (de los tres niveles) del mismo y sobre todo, definir los derechos de propiedad de la empresa petrolera, para que los ciudadanos participemos en la paraestatal como accionistas (y al fin, sí seamos realmente dueños) y vigilantes de que la riqueza petrolera se administra bien. A su vez, los funcionarios deberán ser elegidos con criterios estrictamente técnicos, y si rinden frutos, dejarlos continuar en el largo plazo (como se hace en cualquier empresa privada). Al sindicato de plano hay que renovarlo y atarle las manos.

Ya que no nos dejan a los mexicanos el tener la libertad de elegir entre varios proveedores petroleros (sería lo óptimo), al menos déjenos participar del monopolio, y así quitarle la renta petrolera a los políticos.

De no hacerse lo anterior, entonces la minireforma de PEMEX (si es que hay alguna), sólo servirá para que Calderón y gobernadores sigan de gastalones, de neopopulistas (Calderón ya planea construir 25 nuevas universidades, cuando lo óptimo sería invertir y mejorar la educación básica), de repartidores de los ingresos que pertenecen a los mexicanos. En el caso de los gobernadores, sólo hay que ver a Peña Nieto anunciando todo tipo de subsidios (dinero que proviene en buena medida del petróleo) para diversos buscadores de rentas agrícolas. Sí, ahí está también gastando millones en mensajes en medios de comunicación sobre sus programas populistas usando a la bella Angélica Rivera. Esa, es la maldición de PEMEX, esa es la maldición de la indefinición de los derechos de propiedad sobre recursos naturales como el petróleo.

martes, 10 de junio de 2008

ECONOMÍA Y DERECHO

Con honrosas excepciones, a nuestros “doctos en derecho” les salió el cobre estatista. Y es que eso es resultado de un sistema educativo que forma abogados sin ningún conocimiento sobre los procesos económicos. La mayoría de las escuelas de derecho en México, sólo forman abogados con perfil estatista (el Estado no se concreta sólo a proteger los derechos naturales del hombre-derechos a la vida, a la libertad y a la propiedad- sino que “debe fomentar el crecimiento económico”) que en la docena trágica llegaron a su máxima expresión, con los abogados estatistas, López Portillo y Luis Echeverría, que, sin conocimiento económico alguno (lamentablemente, sus asesores económicos eran también keyenesiano-estatistas) dispusieron de medidas populistas (subsidios sin ton y son, expropiaciones sin ton ni son) que terminaron por empobrecer a millones de mexicanos. Me parece que en México sólo una (tal vez dos) instituciones educativas ofrecen estudios que combinan el estudio de la economía con el derecho y la ciencia política. ¿Por qué es importante que los abogados estudien economía básica?

Para que una economía de libre mercado funcione adecuadamente, es de vital importancia que los derechos de propiedad (el derecho que cualquier agente económico tiene a poseer, usufructuar y transferir cualquier propiedad) sobre los factores productivos (trabajo, tierra, capital) estén bien estén bien definidos. La estructura particular de cómo se definan los derechos de propiedad, influirá de manera determinante en la asignación y utilización de los recursos productivos en formas específicas y predecibles. En efecto, las atribuciones de los derechos de propiedad determinan las normas de comportamiento con respecto a las relaciones (y beneficios) que cada persona ó empresa debe observar en su interacción con otras personas ó empresas, ó en su defecto, responder a los costos de incumplimiento de los contratos.

De lo anterior se desprende que los derechos de propiedad poseen un valor económico y deben ser respetados conjuntamente por la sociedad, ya que el uso adecuado de los mismos permite maximizar utilidades individuales y sociales, y con ello, se garantiza el óptimo empleo de los factores productivos, con lo que se evita la destrucción de los mercados. Si los mercados evolucionan por una innovación tecnológica, entonces deben ser los propios agentes económicos los que enfrenten los nuevos retos. Lo peor que puede pasar, es que los mercados se destruyan por la ausencia de un marco jurídico que haga respetable los derechos de propiedad. Cuando esto ocurre, escasez y hambrunas entran al escenario; esto lo saben muy bien los países que vivieron bajo el yugo comunista, en donde la violación a los derechos de propiedad era la práctica cotidiana.

Dicho lo anterior, la tragedia de México es que los intercambios están regidos por una constitución socialista, redactada por abogados estatistas que de economía saben un cacahuate (¡es hora de ponerlos a estudiar economía en serio!). Y ello, por supuesto, ha tenido efecto en cómo han sido redactados los capítulos de la constitución que se refieren a la propiedad de los recursos naturales.

El debate no debe ser si la propuesta calderonista viola ó no la constitución. Si se cae en esa trampa, entonces la razón la tienen los abogados estatistas. El debate debe ser sobre la necesidad de reformar de una vez por todas a los artículos constitucionales 27 y 28 que violan flagrantemente los derechos de propiedad e inhiben, también flagrantemente, la competencia económica. De hecho, aún si la propuesta calderonista de reforma a PEMEX pasa en el Congreso, los estatistas tienen todo a su favor para que la Suprema Corte falle a su favor, decretando que la reforma es inconstitucional (salvo por uno de los Ministros, la corte también está compuesta por abogados estatistas).

La Constitución mexicana debe, ante todo, hacer respetar el intercambio entre los agentes económicos, y por supuesto, evolucionar con los cambios tecnológicos. Cuando esto no sucede, entonces, una, ó se destruyen los mercados, ó dos, se crean mercados negros en donde los recursos no se asignan óptimamente.

Entiéndanlo señores abogados estatistas, la Constitución no es la Biblia, no es el Talmúd, es el instrumento que da las reglas para que haya civilidad y garantía en los intercambios económicos. El respeto a los derechos de propiedad es de vital importancia para que haya acumulación de capital y con ello, desarrollo y bienestar económico para todos los mexicanos. Es hora de unir Economía y Derecho.

miércoles, 4 de junio de 2008

LA IMPORTANCIA DE LA LIBERTAD

La razón fundamental por la que he creado este blog es para fomentar los valores liberales clásicos. Me refiero al liberalismo económico de Adam Smith y al liberalismo político de John Locke. Desde México invito al mundo a contribuir con la difusión de los ideales libertarios. ¿Por qué es de vital importancia inculcar estos valores? Por que son los que han traído progreso económico a las naciones y hecho posible la existencia de la democracia liberal. No son pocos los gobiernos que han olvidado dichos ideales. Han olvidado que el papel del Estado debe limitarse a garantizar 3 derechos fundamentales: derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada.

Asimismo, se han olvidado los gobiernos de que las instituciones deben ser creadas para proteger a los derechos de propiedad y facilitar el intercambio de bienes entre la gente. Es necesario hacer entender (con argumentos) a los estatistas y sipatizantes del comunismo, que ningún sitema económico funciona si no hay protección de los derechos de propiedad y sobre todo, si se violan las libertades y derechos más esenciales de los individuos (derecho a la vida, a la libertad y sl a propiedad privada). Durante muchas décadas, los marxistas despreciaron el papel reelevante que han jugado la libertad y los derechos de propiedad en la constitución del progreso de la humanidad.

A través de diversos ensayos, invito al mis colegas, amigos y lectores del mundo a usar este espacio para intercambiar ideas y difundir las ideas libertarias.

Finalmente, la idea es que este espacio sea también un foro para discutir en materia de políticas públicas erróneas y erxitosas, como la reforma energética.