domingo, 19 de abril de 2009

EL NARCO, LA VIOLENCIA Y EL TRÁFICO DE ARMAS

Se fue de México el Presidente estadounidense Barack Obama (en su primera visita como Presidente) y al parecer problemas fundamentales como el narcotráfico y la violencia que trae aparejada seguirán latentes en los próximos años. Y es que no se entiende que esto no se arregla con promesas y “palmaditas” (ya que la palabreja se puso de moda, aprovecho y la utilizo).

La prohibición no sólo no ha logrado disminuir el consumo de drogas, sino que ha acelerado de manera violenta los asesinatos entre narcos y de policías tanto corruptos como honestos. Y lo peor, a veces han sido agredidos también víctimas inocentes.

Es muy común citar a la ciudad de Chicago en los años treintas del siglo pasado para demostrar que la legalización de la droga, si bien no terminó con el consumo de la misma, sí acabó con los crímenes violentos. La razón: al legalizarse el alcohol, se derrumbó su precio, pues además de aumentar los oferentes, bajó el enorme costo que era el riesgo de comerciar el mismo. Pero para demostrarlo no tenemos que irnos tantos años atrás.

Ya nadie recuerda a la Ciudad de Nueva York en los años ochentas. Además de tener el índice delictivo-en ese momento-más alto del mundo, estaba lleno de ejecuciones producto del narcotráfico (datos de la policía de esa Ciudad tenían estadísticas que demostraban que de los asesinatos cometidos, un 25% estaba relacionado con las drogas, especialmente entre jóvenes de la raza negra).

¿Cuál era la causa de que buena parte de los crímenes cometidos en Nueva York estuvieran relacionados con el tráfico de drogas? Como lo ha demostrado el economista de la Universidad de Chicago, Steven Levitt, lo que inicialmente desató la violencia por drogas en dicha ciudad fue el precio super atractivo de una droga llamada crack. Y cuando decimos super atractivo, nos referimos a que era muy rentable entrar al comercio de crack; valía la pena para muchos jóvenes negros sin educación correr el riesgo de ser arrestado y/o asesinado. Con mucho, las ganancias compensaban el riesgo de vender crack.

Aunque los que realmente se enriquecían eran los líderes distribuidores de crack, la alta rentabilidad daba un poderoso incentivo a los jóvenes comerciantes de crack de bajo perfil para incluso asesinar y llegar lo más rápido posible a la cima del negocio.

¿Cuándo declinaron de manera impresionante los crímenes por crack? El precio de la cocaína-bien sustituto del crack- llevaba años descendiendo y a medida que aumentaba la oferta de crack, el precio caía y las ganancias se desvanecían. Los traficantes de cocaína y crack emprendieron una verdadera guerra de precios, que llevó al derrumbe en las ganancias por la venta de crack. Muchos jóvenes que comerciaban crack vieron que no era ya atractivo “jugarse el pellejo”. No valía ya la pena matar a alguien para robarle su territorio de comercio de crack y menos aún morir por esa causa.

Ojo, aunque el crack no se legalizó, el derrumbe de precios desincentivó a proseguir matándose por un producto barato.

Durante varias administraciones priístas en México, el comercio de drogas fue ampliamente tolerado, por lo que los productores no corrían grandes riesgos y podían vender con facilidad drogas duras y blandas a consumidores en EU. Ello sin duda condujo a precios bajos para los consumidores. Asimismo, los crímenes violentos eran mucho menores y no acaparaban la atención de los medios de comunicación. Pero, ¿qué ocurrió en épocas de duros golpes de las autoridades al comercio ilegal de drogas? Economía elemental amigo lector; a menor oferta, mayores precios. Todo bien escaso trae aparejado el alza en su precio. Así que aún cuando caía alguno que otro importante capo, inmediatamente se llenaba su lugar. Asimismo, el alza en las ganancias incentivaba de manera poderosa a muchos jóvenes mexicanos sin educación-también a no pocos campesinos pobres-a dedicarse al comercio de drogas. De ahí que el problema no radica en la producción (ojalá lo entiendan algunos testarudos), sino en el consumo. Es el consumo la etapa final del proceso económico, y es a través de los precios que envía señales a los productores de que es atractivo seguir ofertando determinado bien, y la droga no es la excepción.

Por supuesto, los narcos también razonan como empresarios y cuando ven que se dispara demasiado el precio de una droga, segmentan mercados, es decir, no dejan de proveer de droga cara a por ejemplo, jóvenes de Beverly Hills, sino que innovan y crean drogas sintéticas baratas, pero incluso más peligrosas y letales que las no sintéticas.

En los dos primeros años de Calderón como Presidente, el decomiso de toneladas de droga ha nuevamente disparado los precios de drogas como la cocaína original, lo que prosigue incentivando a comerciar droga ilegal, y peor, a un alza en los índices de criminalidad.

Legalizar las drogas no traería como objetivo el reducir el consumo, sino en disminuir la violencia entre narcos y que a veces ya afecta a la población civil inocente, así como en bajar el alto riesgo para los consumidores de droga que sin regulación alguna, muchas veces no saben lo que se meten al organismo.

Al legalizar el mercado de drogas, inicialmente se atrae a mucho más productores, pero en el mediano plazo los precios se derrumban pues a mayor oferta-y menor riesgo de intercambiar- menores precios, lo que implica que muchos narcos tengan el incentivo a dedicarse a otra cosa. Ojo, por que algunos periodistas bisoños ven en esto un problema. ¿Qué pasa si los narcos al ver que ya no vale la pena arriesgarse en el mercado de drogas deciden dedicarse al secuestro, como de hecho ya ha pasado? Hay una enorme diferencia, pues en el comercio de drogas, los narcos “satisfacían” necesidades de consumidores enfermos. En el secuestro no, y con una policía eficiente (como en su momento lo fue la AFI), se puede bajar de manera importante el número de los mismos. Imagine el lector ¿qué no podría hacer el gobierno si en vez de dedicar 10 mil millones de dólares a la construcción de una refinería-que bien podría ser construida enteramente con dinero de inversionistas privados- lo asignara al fortalecimiento y profesionalización de las fuerzas policiales?

Ya antes lo hemos expresado en este espacio, para bajar el consumo de drogas la prohibición No es la solución. Tampoco la legalización. Para bajar el consumo de drogas lo fundamental es la educación, y ello antes que al gobierno compete a los padres de familia. Más haría el gobierno dedicando sus recursos millonarios-que año con año crecen-para combatir el narco, si los asignase a campañas masivas en los medios de comunicación que adviertan a de los peligros de consumir drogas. Habría más campañas (efectivas y de buen gusto y no como las que hoy predominan en radio y t.v de políticos haciendo proselitismo de sus populismos y que para ello a veces usan a actrices guapas), menos drogadictos (aunque ello pasa, insisto, por los padres), y sobre todo menos sangre derramada.

Legalizar no es libertinaje, legalizar es poner reglas claras a un mercado que hoy además de ser negro es sangriento. Legalizar es prohibir que niños consuman drogas. Legalizar es castigar ejemplarmente a quien no respete las reglas y envenene a niños y consumidores adultos (sí, es cierto, la adicción a las drogas es finalmente veneno con el tiempo, pero no se compara con el efecto de muerte instantánea que provocan algunas drogas sintéticas al mezclarse con el alcohol; una droga legal que no mate de manera instantánea, da oportunidad al consumidor enfermo de que se cure de su adicción).

Por cierto, vaya también las tonterías que han surgido para que el gobierno de Obama prohíba el comercio legal de armas. En Estados Unidos ya hay un floreciente mercado negro de armas. No por que el hecho de un arma haya entrado desde EU, implica que haya sido producida en ese país. En EU opera también la mafia rusa, y varios tipos de armas vienen de Rusia y son comercializadas ilegalmente y terminan en manos de narcos mexicanos. Cualquier economista competente debe saber que prohibir el intercambio de una mercancía-las armas-en un mercado negro floreciente, sólo le haría el juego a los fabricantes de armas, que ahora tendrían nuevos incentivos de oferta al ver crecer sus ganancias espectacularmente.

La primer ley (1993) que intentó en EU “poner orden,” al mercado de armas fue la Ley Brady, que consistía no en prohibir, sino en controlar su consumo mediante el estudio de antecedentes penales del consumidor, llenando un formulario y esperando un tiempo para recibir la aprobación de compra. Esta medida que le gustó mucho a los políticos estadounidenses, sirvió para un cacahuate. En un mercado negro floreciente, que ofrece armas baratas y fáciles de conseguir, no hay incentivos para los delincuentes a llenar un “trinche” formulario y esperar una semana para recibir el producto deseado.

Los ejemplos son múltiples amigo lector, las prohibiciones-ó regulaciones que entorpecen los intercambios- no funcionan. Las prohibiciones sólo hacen más poderosos a los productores que actúan en los mercados negros, y los narcos no son la excepción.

Veo que aún los estadounidenses-lo que incluye a su gobierno- no le entienden al tema, y probablemente pasarán otros años más para comenzar a tomar las medidas adecuadas. México no debería esperarse este tiempo. Mucho haría para desalentar-no acabar- el narco, si hace que suba el empleo y rentabilidad de otros mercados legales-y de menor riesgo- y ello pasa por mejorar el régimen de inversión (cambiar a los obsoletos artículos constitucionales 27 y 28 que estúpidamente inhiben la inversión privada en los sectores estratégicos, que precisamente por serlos no deberían estar en manos del gobierno sino de particulares) y aumentar con ello la libertad económica.

Más progreso lograríamos los mexicanos con mayor libertad económica que insistir tercamente en la prohibición de drogas y armas. Más progreso con mayor libertad económica y lo mejor, menos derramamiento de sangre.


LA ECONOMÍA FICCIÓN



La borrachera monetaria de EU, definitivo, la terminarán pagando tanto los estadounidenses como el resto del mundo. Ello se traducirá en mayores impuestos, mayor inflación y menor crecimiento económico. Es el costo de la economía mentirosa, la economía ficción.

Ahí están las conclusiones de la reunión del Grupo de las 20 economías más grandes del planeta (G-20). Mucho me temo, estas avanzan hacia un mayor estatismo, tal como lo desea el Presidente francés, el estatista Nicolás Sarcozy que exigió (junto con su colega la estatista Merkel) la abolición del llamado consenso de Washington. ¡Muera el neoliberalismo! Clamaron estos jefes de gobierno.

Vaya, como si ese consenso fuera realmente liberal y el causante de la crisis mundial.

Hay que recordar un poco de historia para realmente apreciar la estupidez de los que piensan que este debe ser el fin del “neoliberalismo.” Recordemos brevemente qué fue el patrón oro, para entender que lo que hoy proponen los líderes del G-20 es proseguir con una economía ficción.

El patrón oro que imperó desde finales del siglo XIX (entre 1880 y 1914), se distinguía por tres condiciones:

1) La oferta monetaria (los billetes y monedas que circulan de su bolsillo a otro, amigo lector) de cada nación estaba compuesta por oro ó papel moneda respaldado por el mismo metal.

2) Cada nación que se adhería al patrón oro, definía el precio del mismo en términos de su moneda nacional y estaba dispuesta a comprar y vender oro a ese precio.

3) Las naciones permitían la libre exportación e importación de oro. En estas circunstancias, la oferta monetaria de una nación estaba directamente atada a su balanza de pagos, que es la balanza que resume todas las transacciones que una nación hace con el resto del mundo en un año; ello incluye la abalanza comercial-exportación/importación de mercancías-, la de servicios-exportación/importación de servicios- y la de capitales-exportación/importación de activos.

La nación con un superávit en su balanza de pagos adquiría oro, lo que le permitía expandir directamente su oferta monetaria. Por el contrario, ante una balanza deficitaria, la nación vendía oro, lo que le permitía disminuir la oferta monetaria.

El patrón oro imponía disciplina monetaria a las naciones. Sólo podían “crear” papel fiduciario-eso son los billetes- si estaba respaldado por mayores transacciones, y en cambio, si disminuía el intercambio con el resto del mundo, la nación era menos rica y por tanto sería ficticio tener más papel moneda no respaldado por transacciones reales, por lo que se debía proceder a eliminar el circulante sobrante.

Ah, pero desgraciadamente, la política se impuso a la economía, y para los gobiernos era incómodo enfrentar a las variables económicas reales (si había menos ahorro, ello se debería traducir en menores inversiones y viceversa) pues ello implicaba pérdida de votos, pérdida de poder. Así, los políticos lejos de crear atmósferas institucionales que incentivaran la creación de riqueza, y por tanto de ahorro y de inversión, se dedicaron a destruir el patrón oro y se apoderaron total y perversamente de la imprenta de hacer billetes.

El patrón oro, hoy menospreciado, tuvo importantes funciones en la historia, como la de servir de unidad de cuenta y de reserva de valor aún en los peores momentos de las naciones como guerras ó revoluciones.

Lamentablemente la crisis de 1929, satanizó y echó toda la culpa al patrón oro de la debacle económica (además claro de la satanización del libre mercado), cuando, como lo demostró Milton Friedman y Anna Schwartz, la culpable fue la Reserva Federal (el banco central gringo) con sus diversas pifias monetarias, como la de disminuir la oferta monetaria, en tiempos en que de acuerdo al patrón oro, debía haberse aumentado.

El volver al patrón oro, es cierto, requeriría de un nueva y compleja arquitectura financiera, lo que implica tiempo y esfuerzo que difícilmente los políticos querrían realizar.

En vez de hacer que las variables de la economía reflejen su valor real, los políticos se inclinan mejor por la economía ficción, sí, esa economía sustentada en variables cuyos valores numéricos-precios- son falsos. Así las cosas, los políticos nos engañan con tasas de interés artificialmente bajas, con cantidades enormes de dinero que no reflejan la riqueza real, y claro, con mucha y mucha verborrea.

La actual crisis que comenzó en EU fue provocada directamente por la FED-Reserva Federal- al mantener artificialmente muy bajas las tasas de interés y luego subirlas abruptamente (y esta historia se volverá a repetir con las actuales tasas de prácticamente cero que la FED ha actualmente fijado).

La actual crisis parece ver su terminación, pero ello será para evolucionar en inflaciones de dos dígitos, especialmente en EU.

La conclusión de la reunión del G-20, lejos de ser la solución a la crisis actual, sólo propone engordar aún más a esos elefantes blancos, como son la burocracia internacional que encarnan el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Eso sí, ya se decidió en el contexto de la economía ficción dotar de más y más dinero al sistema monetario internacional (se aprobó un billón de dólares que irán a parar a los elefantes blancos internacionales y de ahí supuestamente a las naciones).

Lo único que espero de estas medidas es un mayor dispendio fiscal y endeudamiento (eso es lo que históricamente ha ocasionado el FMI al incentivar el riesgo moral, el abandono de la responsabilidad financiera).

Eso sí, en materia de comercio internacional, puro bla-bla. En el discurso se habla de libre comercio, pero en la práctica el proteccionismo crece.

Y lo peor, se pretende crear todo un entramado burocrático en los sistemas financieros, desde prohibir los “paraísos fiscales” (quiero ver que harán aquí, ¿le declararán la guerra a Luxemburgo ó a las Islas Caimán? Vaya aberración. Ó si se imponen sanciones a los paraísos fiscales, vaya violación a la soberanía de cualquier nación a diseñar sistemas fiscales que atraigan inversiones) hasta crear nuevos elefantes blancos que dizque supervisarán los riegos sistémicos.

Francamente no esperaba el regreso al patrón oro, pero al menos conclusiones serias.

Conclusiones serias habrían sido la de acordar la eliminación-con calendario en mano-inmediata de los multimillonarios subsidios y aranceles agrícolas que EU y la Comunidad Europea otorgan a sus parasitarios agricultores. Otra conclusión seria, por supuesto, habría sido exigir el alto a EU de su producción monetaria sin respaldo alguno y ello pasaría por que EU revisase una de los mandatos de su banco central, el del crear dinero sin ton y son que periódicamente meten al mundo en recesión.

Por supuesto, una conclusión seria también habría sido el impedir que los gobiernos se vuelvan socios y rescaten vilmente con dinero ajeno-de los contribuyentes- a las empresas mediocres que quiebran.

Finalmente un llamado serio habría sido el de diseñar entornos institucionales que mejoren el régimen de inversión, tal como serían reformas laborales que flexibilicen la contratación y despido de los trabajadores (un entorno que proteja a las personas que pierden la chamba no a los empleos improductivos).

Pero no, y tal como siempre tememos los liberales, estas crisis terminan siempre por alentar el estatismo. La historia es la historia y desgraciadamente la economía ficción se impone. Tenemos mucha chamba los liberales para educar a la gente, a crear un escudo contra los políticos demagogos. En fin que ese es un consuelo personal.

Hay señales hacia la recuperación, pero el escenario futuro se asociará a más regulación burocrática, y lo peor, lo que afecta a los más pobres, el regreso de las inflaciones crónicas.